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Blanco Elefante . Trailer . (English Subt)

AFRICA RUJE, SIN DIENTES.

Impaciente por una nueva llegada a la aldea de Lompoul, Alfonso se ve secuestrado -apenas llegado al continente- por la sinergia de un viaje lleno de acción… e inacción.

“No se qué pasa, aquí en África todo se rompe” dice él y encuadra perfectamente en una frase la llegada del grupo de voluntarios a esta nueva experiencia de intercambio que Dentistas sobre Ruedas (DSR) hace cada año al pequeño poblado a casi tres horas al norte de Dákar.

Tres camiones rotos antes de llegar al campamento, una camilla hecha con un cajón de botellas y una pipeta limpia lentes a modo de expulsar aire para secar un arreglo dental, despliegan todo su encanto desde los primeros días de trabajo. “Imaginación al poder” se hace en el camino una frase recurrente. Los pacientes, muy agradecidos por un lado, dando hasta lo que no tienen, como exigentes por otro, pidiendo más de lo que se les puede dar, dan vueltas al ovillo de la historia, entretejiendo el andar de nuestro protagonista.

El sistema de salud senegalés hace agua en medio del desierto. Tanto en cuanto a centros de atención y personal médico como en educación de la medicina primaria. “Tienen que saber lo básico, agua, jabón y limpieza, pero no lo saben” dice Kika, voluntaria de 52 años.

En la consulta médica de DSR, a cargo del Dr. alemán Franz Lutz, la higiene personal de los pacientes brilla por su falta y se ve a diario frente a casos de sarna en bebes y adultos, infecciones enormes que en principio fueron mínimas y tuberculosis por falta de vacunas y cuidados preventivos. “Los pescadores tienen mucho dolor, no puedo entender la causa” se resigna Franz. Un bebé con 6 dedos en cada mano llegará exigiendo una solución.

Del otro lado de la calle, en el consultorio odontológico, Alfonso y sus voluntarios ven pasar frente a sus manos y sus ojos la constante del pueblo: gente que llega a sus treinta años y casi no tiene dientes, niños con falta de molares desde muy temprana edad por una dieta saturada en azúcares y la ausencia casi total de limpieza bucal. El cepillo no existe, solo hay palos fibrosos que se pasan entre los dientes. Y a veces ni eso. Mientras, los celulares 3G no paran de aparecer. A veces de a varios en las mismas manos. Las publicidades de celulares están en la entrada de todos los pueblos y en cada almacén.

En medio de este cuadro de pobreza dominante, ignorancia sanitaria y estratificación social extrema, un viejo ex-presidente y varios jefes de las poblaciones de alrededor se vienen a atender a la consulta española. La corrupción existe en todas partes y aquí no se hace excepción. Quieren ser atendidos antes y sin hacer cola. Decenas de personas están antes que ellos y muchos desde el día anterior. “Ni aunque venga el propio Abdoulaye Wade (actual presidente senegalés) pasará antes que nadie” dice Alfonso ganando enemistad política y debiendo ceder en algún caso.

Los intereses egoístas de las personas más poderosas de la región por sobre la vida de cualquier niño, mujer, anciano o adulto del pueblo llevan la historia -luego de varios días- a una crisis que pone en jaque real la continuidad del trabajo de la ONG en la aldea. Una reunión con los quince jefes de Lompoul determinará la suerte de todo el proyecto “Un buen jefe debe anteponer a sus ciudadanos antes que a él mismo” destaca Alfonso silenciando el encuentro.

La experiencia de los compañeros de Alfonso, pacientes y habitantes del pueblo completan la narración. Un panadero, un leñador, pescadores, un músico muy particular y hasta un joyero -entre otros- dan su testimonio para que, además de vivir el impacto inolvidable que reciben los activistas, podamos conocer la particular realidad de los habitantes originarios de estas tierras. El relato de una máxima que reina un mundo pobre y peligroso: La vida es el presente. Lo demás son solo suposiciones.

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